Estuve siete años compaginando mi trabajo serio con mi faceta de monologuista. Como he contado en el capítulo anterior, al comienzo tuve muchas actuaciones en locales tipo Stand Up Comedy: la Chocita del Loro, Joy Eslava, Irish Corner, Beer Station y La Escalera de Jacob, entre otros.
Poco a poco, la faceta de monólogos personalizados fue ganando fuerza y gracias a ello tuve actuaciones en diferentes eventos de empresa de primer nivel. También surgieron oportunidades en eventos particulares y sobre todo, actuaciones en bodas.
Al comienzo, fueron actuaciones en las que yo entraba en el momento del postre para amenizarlo durante veinte minutos con un monólogo personalizado… breve pero intenso. Más tarde este servicio fue evolucionando hacia mi papel como Maestro de Ceremonias en bodas civiles simbólicas.
Tomarte en serio tu trabajo
Desde que me despidieron de aquel trabajo serio, he sentido la inercia social que espera que tenga otro trabajo sensato, en el que mi talento y creatividad se siguieran marchitando. En pocas palabras, volver al redil. Ni hablar de pensar que eso de “las risas, los chistes o las bromas”, pueda ser un trabajo con el que ganarme la vida.
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